En esta época del año, al unirnos a devotos de todo el mundo para celebrar el Janmashtami, el aniversario del nacimiento de Bhagavan Sri Krishna, tenemos una espléndida oportunidad de sintonizar nuestros corazones y mentes con este soberano avatar del amor divino. Que nuestra reverencia hacia él durante esta sagrada festividad renueve nuestro anhelo por el reino interior de paz y gozo que Dios quiere que todos recuperemos. El Bhagavad Guita nos asegura que así como el Señor Infinito manifestado a través de Krishna guio a su discípulo Arjuna hacia la victoria espiritual y material, de igual modo Él nos guiará en nuestra propia batalla diaria de Kurukshetra, hasta que también nosotros logremos expresar, inmersos en la conciencia de Dios, las capacidades y cualidades divinas que se hallan ocultas en las profundidades de nuestra alma.
En su papel como restaurador de la justicia, el Señor Krishna guio el carro de Arjuna, pero también instó a Arjuna a cumplir con su propio papel como valiente guerrero divino para vencer los obstáculos de maya. Dios nos pide lo mismo a nosotros: que usemos la fuerza de voluntad, la iniciativa y el inspirado discernimiento del alma para desterrar de nuestra conciencia los pensamientos, deseos y comportamientos limitantes que eclipsan nuestra innata divinidad y bienaventuranza. La incomparable sabiduría práctica de Sri Krishna expresada en el Guita nos muestra cómo conseguirlo; y con cada victoria que alcanzamos, nos hacemos más fuertes y logramos mayor gozo y libertad del alma.
Maya es un enemigo tenaz porque durante encarnaciones nos hemos identificado con el cuerpo y la mente mortales. Mientras permanezcamos absortos en esa incesante actitud reactiva ante el drama de la vida cotidiana, nuestra energía y nuestra atención seguirán siendo rehenes de las circunstancias externas, es decir, de las exigentes presiones, de la constante estimulación sensorial y de la sobrecarga de información perturbadora de la paz que prevalecen en este mundo moderno. Necesitamos seguir el camino hacia la victoria enseñado por Sri Krishna: la práctica regular y profunda de la ciencia de la meditación yóguica, que nos permite dirigir la conciencia hacia el interior, donde la Presencia Divina nos espera eternamente. Nuestro Gurudeva Paramahansa Yogananda decía: «Libre de las constantes declaraciones de los sentidos y del parloteo de los inquietos pensamientos, el yogui se solaza en la maravillosa quietud absoluta de la bienaventurada calma interior que en forma gradual purifica toda su naturaleza». Incluso un leve contacto con esa paz de Dios puede espiritualizarnos y ampliar la conciencia de las posibilidades que albergamos ante cualquier circunstancia que hayamos de afrontar. Así podremos evaluar con mayor ecuanimidad las situaciones de la vida diaria y guiarnos por la razón serena y la intuición del alma, en lugar de hacerlo por los impulsos del ego y las emociones. Y seremos capaces de expresar más comprensión y compasión hacia el prójimo, no sólo basándonos en los imperativos morales, sino en la profunda empatía que sentimos hacia nosotros mismos y los demás.
Que a través de las bendiciones de Sri Bhagavan Krishna y nuestro Gurudeva —y del poder transformador de la meditación, la actividad correcta y la siempre creciente devoción a Dios—, puedas tú también desarrollar el esplendor de carácter que proviene de la conciencia divina: tanto fortaleza y vitalidad, como un aura de bondad hacia todos y un gozo interior perdurable.
¡Jai Sri Krishna! ¡Jai Gurú!
Hermano Chidananda