Por Rosemarie Muller
En su introducción de laSegunda Venida de Cristo, Paramahansa Yogananda nos da una maravillosa descripción de lo que fueron sus experiencias divinas personales acerca de Jesús. El escribió entonces. “De las pinturas o dibujos que yo he visto de El en el Occidente, los trabajos de Hofmann son las que más se asemejan a las características más exactas del Jesus encarnado.”
¡Que elogio!, Cuando se leen estas primeras palabras de nuestro gurú, y cuando se miran las hermosas pinturas y dibujos realizados por Hofmann e impresos en la Segunda Venida de Cristo – No puede dejar uno de preguntarse quién fue este artista. Quizás ustedes se puedan interesar por buscar alguna información acerca de él y muy luego se van a desilusionar porque nadie ha escrito algún libro acerca de Heinrich Hofmann;así como también,cuando al indagar en las modernas enciclopedias de arte, no sale mencionado su nombre en ninguna de ellas.
Esta fue mi experiencia real.
Yo he amado siempre la fotografía de Cristo elegida por Paramahansa Yogananda para los altares de Self-Realization Fellowship. Yo sé que fue sacada de uno de los trabajos de Hofmann llamado “Cristo y el joven gobernante rico”. Supe también que esta pintura y otros tres trabajos hechos por el artista (“Cristo en el Templo”, La “Imagen de Cristo” y “Cristo en Getsemani”) estuvieron en posesión de la Iglesia de Riverside de la ciudad de Nueva York. Y a menudo yo me preguntaba: ¿Quien fue este artista? ¿Creó algún otro trabajo de arte? Pero nunca llegué a soñar siquiera adonde me conducirían estas ilusorias preguntas.
Todo comenzó varios años atrás cuando yo supe de que la SRF estaba haciendo planes para publicar La segunda venida de Cristo y que se necesitarían estas ilustraciones. De inmediato mi interés adormecido de Hofmann se despertó y con gran entusiasmo comencé mi búsqueda para buscar las respuestas sobre el artista alemán que había impresionado tanto a mi Gurú. Como estaba viviendo en Alemania, pensé que esto sería fácil. Consulté los libros de arte e enciclopedias en las librerías locales y almacenes de libros. Conversé con los libreros, anticuarios, directores de museo y no encontré nada. Era casi como si Heinrich Hofmann nunca hubiera existido. ¿Qué hacer ahora? ¿Cómo proceder?
Entonces me di cuenta que necesitaba volver a las enciclopedias, libros y revistas, pero las publicadas en el periodo en que Hofmann estaba vivo. En la sala de lectura de una enorme librería universitaria, encontré mis primeras pistas en libros de referencias centenarios-incluyendo una lista de su trabajo de arte. Estaba fascinada! Ahora ya sabía que él había nacido y crecido en Darmstadt y de esta lista que yo encontré, entre otros trabajos,él había creado tres portafolios de dibujo a lápiz, pintando la vida de Cristo. Los nombres de los portafolios eran: Come Unto Me, Remember Me y Peace Unto You.
Estos hechos biográficos me sugirieron la idea de contactar a una librería de artistas en la ciudad natal del pintor. Le solicité a la bibliotecaria que si ella podía chequear cualquier cosa que ellos tuvieran bajo el nombre de H.Hofmann. Cuando volvió al teléfono, yo contuve mi aliento ¿Qué me contestaría ella? Ella me informó sin rodeos: “tenemos tres portafolios con dibujos hechos por el artista. ¿Está usted interesada en aquellos dibujos?” ¿Que si estaba interesada? Yo estaba en el cielo. Le conté que ellos databan de más de cien años de antigüedad y que los hojearía en la biblioteca.
Al día siguiente me encontraba en camino hacia Darmstad. Después de una corta espera, finalmente pude sostener a los portafolios en mis manos. Eran extraordinarios. El tamaño era de treinta por diecinueve pulgadas y cada uno de ellos tenía un color y diseño diferente. Con el mayor respeto abrí el primero de ellos, Come Unto Me. No sé cómo describir lo que sucedió entonces. Era como si dos mil años se disolvieran y que yo me hubiera transportado hacia le bendita vida del Maestro de Galilea. En uno de los más hermosos dibujos, vi a Cristo sanando al enfermo, resucitando de la muerte, la estadía con María y Martha, siendo tentado por el demonio, echando a los mercaderes del templo y celebrando la última cena. Observé su crucifixión y su gloriosa resurrección y muchas otras escenas de su vida. Yo estaba allí y estaba siempre Él en cada cuadro era el mismo Jesús que yo había amado tanto a través de los años; en los retratos de los altares de SRF. Era muy obvio que en todos los dibujos existía una continuidad- las características del hombre eran visibles en el niño Jesús y que podía ser anticipado en el infante.
Con lágrimas en los ojos yo cerré el último portafolio. Había visto muchos trabajos de arte- obras maestras en iglesias y museos europeos, pero nada que luciera tan auténtico, que irradiara tal belleza divina y que transportara de tal manera a la presencia misma de Jesucristo. “” Debo enviar esto a la Sede Central,” fueron mis próximos pensamientos. ¿Pero cómo?
¿Tiene usted una máquina fotocopiadora? Le pregunté a la bibliotecaria. ¿Y puedo hacer copias de estos portafolios? Ella estuvo dubitativa. La verdad es que no permitimos a la gente que manipule estos antiguos trabajos y no tenemos tiempo para hacer las fotocopias.” Sin embargo no me di por vencida. “Pero le dije suplicándole.” Cuidaré muy bien de estas carpetas” Ella me miró y entonces dijo: “Está bien, haremos una excepción”
Pero cuando vi la primera fotocopia que profundamente desilusionada. Yo sostenía un retrato en blanco y negro en mis manos. Los matices delicados, las sombras maravillosas, el tono cálido y la suavidad de los diseños, todas estas características se habían perdido. En un libro era imposible captar esta calidad y no había disponible otra máquina fotocopiadora. Aun así, yo decidí enviar las copias a la Sede Central.
Después de este descubrimiento estaba muy ansiosa por saber más acerca de la vida personal del artista. Y encontrélo que yo había evitado en mis comienzos de la búsqueda y que estaba escondido en los Archivos oficiales del estado de Hessen, Darmstadt, lo spropios borradores de los libros de correspondencia de Henrich Hofmann que nunca antes habían sido publicados y también otros documentos que nos revelaron su historia de vida, sus creencias religiosas, sus puntos de vistas sobre el arte, y afirmaciones acerca de su forma de pintar (he traducido extractos de estos artículos).
Pero mientras tanto yo no podía sobreponerme a mi disgusto de tener las copias en blanco y negro de los portafolios. Yo quería que SRF tuviera los portafolios originales. Un día pasé por una tienda antigua y pensé, “Si una biblioteca ha tenido aquellos portafolios puede que yo los consiga en una tienda como esta. Entré y le pregunté a la vendedora si tenía algún trabajo hecho por H.Hofmann. Ella contestó: ”No, pero podría tratar a través de internet.” (En esa época yo no tenía acceso a Internet). Ella puso las palabras claves y ahí estaba, nuestra primera carpeta. Come Unto Me – una copia solamente, disponible en una librería de un comerciante en libros poco comunes que estaba en Viena! Yo estaba pronta para adquirirlo. Más tarde, estuve en condiciones de hacer yo misma la búsqueda por Internet, y después de varios meses encontré escasamente la segunda carpeta, Remember me. Sin embargo la tercera carpeta Peace Unto You, no fue encontradA en ninguna parte.
Me consolé a mí misma de que al menos la Sede Central tenía ahora dos de las carpetas. Los monásticos que estaban ocupados en la preparación de los comentarios de Paramahansaji sobre la vida y enseñanzas de Jesús estaban muy emocionados con la perspectiva de utilizar los dibujos en La Segunda Venida de Cristo.
Habían pasado cerca de medio año y Peace Unto You, aún estaba perdida. Yo chequeaba en Internet todos los días y Oraba!. Finalmente me encontraba tan exhausta que escribí una carta a Sri Daya Mata solicitándole que incluyera en sus plegarias la posibilidad de encontrar esta última colección de los preciosos dibujos. Bien yo creo que ustedes están seguros de que esto va a tener un final feliz!. Solamente al poco tiempo después busqué en Internet, nuevamente por enésima vez- y ahí estaba: Peace Unto You. Llamé al número y encontré que estaba en una tienda antigua en Suiza.
Le pregunté al dueño de la tienda: ¿No le importaría decirme porque usted puso en internet estos dibujos justo ahora?.”
“Bien, él dijo,” unos pocos días atrás estaba ordenando en mi bodega, tratando de decidir lo que podía colocar para vender, cuando yo vi este portafolio. Llegó aquí como parte de una jurisdicción estatal- yo creo que perteneció a una biblioteca. Y de alguna manera se me ocurrió pensar de que a alguien le gustaría tenerlo!”
Quizás los lectores de la Segunda Venida de Cristo estarán interesados en conocer en alguna forma información personal que logré conseguir durante mi búsqueda. Partiendo desde las evidencias encontradas en revistas antiguas y en otras publicaciones escritas durante su vida y en unas cartas hermosas y diarios escritos por el mismo Hofmann, no existe duda alguna de que él fue muy reverenciado en su tiempo.
Retrato H.Hofmann(1824-1911)
Johann Michael Ferdinand Heinrich Hofmann nació el 19 de Marzo de 1824 en Darmstadt, Alemania. Fue el hermano mayor de Heinrich Karl Hofmann, una abogada de la Corte Superior de Justicia y de su esposa Sofía Heincrich y cuatro hermanos que crecieron en un ambiente hogareño en que se respetaba mucho el arte. Antes de casarse su madre había dado lecciones de dibujo y estaba encantada de impartir a sus hijos los rudimentos del arte que a ellos les gustaba. Su padre también tenía un don artístico. A menudo los niños podían mirar sus excelentes dibujos hechos en acuarela.
Aunque todos los niños mostraban talentos artísticos, solamente Heinrich tenía el deseo de hacer del arte su profesión. En los comienzos de su carrera produjo muchos retratos de personas influyentes y ricas de ese tiempo.Sin embargo se produjo un punto de inflexión cuando su murió su madre en 1854. Fue tratando de superar su profunda pena es que él comenzó con su primera pintura religiosa “ el manto de Cristo”
Al año siguiente él viajó a Italia en búsqueda de inspiración artística. Cuando Hofmann se encontraba en Roma en 1901 se publicó un artículo en el The Strand (era una popular revista británica) y que decía: El lado espiritual que muestra en una naturaleza que profundiza más y más: es como la voz verdadera de escucharse a sí mismo y desde este tiempo llegó a convertirse en el trabajo de vida de Hofmann el dedicarse ala vida y trabajo de Cristo, aunque él no se daba cuenta por completo de ello.
En Roma fue presentado a un famoso pintor alemán Peter von Cornelius (1783-1867) quien le sostuvo muy amorosamente cuando comenzó su gran trabajo.” La detención de Jesús”, el cual usted puede encontrar en la Segunda Venida Cristo. En sus apuntes italianos el recalca. “Hemos hablado mucho acerca del carácter y la escritura de Judas y de la fisonomía en el momento que yo deseaba representarlo… Judas fue uno de sus apóstoles y este es un hecho que nunca debemos olvidar cuando buscamos la verdad. El era alto, quizás sincero ¿Cómo podía el salvador haberlo elegido? El traiciona al Salvador, y ve como se lo llevan…”
En 1870 H.Hofmann fue nombrado profesor de la Academia de Arte en Dresden. Le siguieron años felices en los cuales el pintó la mayoría de sus trabajos famosos y apoyado fervorosamente por su amante esposa. En 1891-después de haber estado casado por más de 30 años-Mrs. sufre de una enfermedad incurable y fallece. El gran artista nunca se logró recuperar de este golpe. Muy poco después de la muerte de su esposa, él se retira de su puesto de la academia de Arte y vive más bien una vida de retiro en Dresden hasta su muerte que acontece en el año 1911. Continuó trabajando en su estudio y recibía a sus invitados los días Domingo.
La imagen de Hofmann que yo capté a través de sus cartas no publicadas y diarios es la de un hombre profundamente religioso. Antes de pintar cualquier escena de la vida de Cristo, estudiaba profundamente el Evangelio. A menudo el copiaba de su puño y letra el pasaje entero de la biblia que le había inspirado. No solo leía las escrituras sino que hacía lo mejor para poder seguir su ejemplo. Muchas de sus cartas confirman que el daba soporte financiero a personas necesitadas. Y su corazón podía sentir profundamente por aquellos que habían sufrido la muerte de seres queridos o bien sufrían de alguna enfermedad. De una de sus pinturas, el escribió. “originalmente yo he pintado para mí. Yo quería colgarlo sobre la pared de mi cama, así que cada noche antes de ir a dormir, los ojos de Cristo pueden preguntarme “¿Has vivido este día de acuerdo a mis mandamientos?”
En un artículo que está impreso en 1912, muy poco después de la muerte de Hofmann en el diario de MunichDie Kunst unsered Zeit(El arte de nuestro tiempo) se dan las siguientes revelaciones de este gran pintor:
“Para ser capaz de crear trabajos de arte religiosos de alta calidad, no es suficiente ser un artista dotado sino que también debe haber devoción auténtica. Aquellos que están tratando de representar sujetos religiosos- en especial cuando está involucrado”El Salvador” sin estar motivados desde su alma interior no tienen la capacidad para realizar esta tarea, aunque ellos en el mundo sean los más grandes maestros del arte. Esto se puede comparar con el predicador que da un sermón acerca de un tema pero que no cree en él ni tampoco, lo practica.
Con respecto a Hofmann nosotros conocemos por cierto que comenzó y terminó sus días leyendo la Biblia en la cual él era una persona muy versada- Lejos de tener cualquier tipo de intolerancia. Se preocupó mucho por las familias menos afortunadas y en cada Navidad él invitaba a alguna de ellas que padecían necesidades en sus hogares, a su casa.
Su retrato de Remember me está distribuido hacia los cristianos de todo el mundo- más quecualquier otra de las creaciones modernas. De todos los trabajos, este es el más que impresiona porque H.Hofmnn en sí mismo nunca trabajó para hacerse famoso lo que es común hoy en día, sino que por el contrario; él era una persona muy simple con una nobleza de carácter y no aspiró nunca a ser el centro de atención. En su mayor humildad siempre encontró que cualquier publicación que encontrara acerca de su persona o de su trabajo de arte, le resultaba para él desconcertante.
A menudo se le solicitaba a Hofmann que escribiera algo acerca de sus pinturas, para interpretar las figuras humanas y las escenas. Cuando percibía que la gente lo hacía solo por curiosidad, el rehuía la conversación acerca de su inspiración; pero cuando alguien expresaba un interés genuino, contestaba la pregunta- aunque muy a menudo de mala gana.
La Sra. Elisa Drexler, por ejemplo, una mujer americana de San Francisco, había comprado “Cristo y el Hombre pobre y el Hombre rico” de Hofmann y ella le expresó el deseo de conocer más acerca de su concepto de las pinturas. Hofmann le contestó que para él era muy difícil recordar y poner en palabras los pensamientos más íntimos y las inspiraciones que estaban presentes cuando el pintaba. Sin embargo, luego le trató de transmitir a ella su filosofía.
“Lo que siempre me interesa decir profundamente en mi arte es la expresión en las caras de los hombres y de las mujeres porque esta expresión me revela la vida interior de la persona. Solamente a través de la pintura y no otro tipo de arte-ni aún a través de la escultura- se puede hacer esto. Yo creo que las personas han sido atraídas a mis trabajos de arte porque he tenido éxito en expresar algunas de las cualidades del alma y la posición espiritual de las figuras humanas en las pinturas. La cara del gobernante, hombre rico por ejemplo, muestra claramente que está avergonzado porque ha rechazado lo que el Señor le solicita a él. Sin embargo un desafío aun mayor era la expresión en la cara del Salvador: Sus ojos debían penetrar los procesos del interior del alma del hombre joven y al mismo tiempo debían expresar una profunda simpatía, por eso está escrito “Él le ama”. Tiene que juzgar por si misma ya sea que si yo lo he logrado esto o no”.
A causa de la notable continuidad de la apariencia de Jesús a través de todo el trabajo de Hofmann, la autora del artículo acerca de Hofmann en el The Strand, Kathleen Schlesinger asumió que “Hofmann debe haber tenido algo así como un modelo vivo de alguien que conoció tanto de niño como de hombre.” Ella le escribió a Hofmann por esto y le preguntó. Y en una de sus cartas en los libros en los archivos del Estado, yo encontré la respuesta desde el lápiz del mismo artista:
Es muy grato contestar la pregunta que usted me hace. En mis dibujos nunca he usado un modelo para la cara del Salvador- en que parte de la tierra podría encontrarle? Cuando leo acerca de Cristo en la Biblia, sale espontáneamente una fotografía de su rostro-a través del ojo de mi mente y es la que yo trato de retener y reproducir.
En otra carta interesante acerca de “Cristo en el templo (página 190 en la Segunda Venida de Cristo”) Hofmann escribe: con referencia a su amable pregunta me gustaría escribirle unos cortos comentarios acerca de las pinturas de Cristo en el Templo. “El anciano que está sentado hacia la derecha yo pienso que a pesar de que es alguien que se adhiere firmemente a la autoridad de la ley esta asombrado por la ocurrencia de la interpretación que daba el joven, mientras que al sofista le gusta hacer objeciones capciosas… y el gentil hombre de pelo blanco solamente muestra deleitarse con alegría con el joven sabio. En la parte izquierda usted puede ver al único que realmente permite que las palabras divinas fluyan hacia su corazón (quizás sea Nicodemus quien en la noche hizo una visita al Salvador) y finalmente vemos en la parte de atrás un hombre barbilampiño que se desliga con cara de desprecio de la conversación que sus colegas sostienen con el niño.
Acerca de la concepción de Jesús, el niño, no puedo pronunciarme – Creo que la forma como lo he pintado expresa casi todo lo que yo trato de transmitir.